Edad Media
El nacimiento de un pueblo
Después de la ocupación de la península por los visigodos y tras varios siglos de insistencia, los musulmanes se apoderan de estas tierras. Tras las primeras refriegas los hombres del sur instalan se asientan en el pueblo en torno al siglo IX.
Mientras la reconquista avanza se instaura una división militar, llamada Marca Media donde quedan las poblaciones agrupadas en Riba de Saelices. La paz árabe de la zona se ve truncada hacia el siglo XII, cuando las tierras de Medinaceli son ocupadas y, a lo largo del siglo, nace el actual núcleo urbano. Aparece por primera vez nombrado como Riba de Paredes y se integra en la Comunidad de Villa y Tierra de Medinaceli.
El nacimiento de un pueblo - Época visigótica
Empujados desde las tierras del norte, los visigodos llegan a estos parajes en torno al siglo VI. Aún no se han encontrado restos del pueblo visigodo en nuestro término, pues al igual que en toda la provincia, los hallazgos son escasos, si exceptuamos la ciudad de Recópolis y una serie de necrópolis.
Es Toledo la capital de estos pobladores y desde aquí se deciden los nuevos cambios que se instaurarán en la población. Sin embargo, la gran ciudad de Recó Recópolis, fundada por el rey Leovigildo en el año 578, será probablemente el centro neurálgico de esta zona.
El nacimiento de un pueblo - Época musulmana
En el año 711, el dominio visigodo deja paso en la península al nuevo orden musulmán. La invasión del antiguo reino, en los primeros años, se lleva a cabo por Tarik y Muza.
Tras la conquista, los musulmanes fundan diversos núcleos de población en la zona: Medinaceli (Madinat-al-Salim) o la ciudad de Al-Faray (Madinat-al-Faray) que se llama ahora Guadalajara por el río Wadi-l-Hiyara. Después de los primeros intentos de reconquista cristiana, los árabes instauran unas divisiones administrativas, de consideración estrictamente militar, llamadas marcas o fronteras por todo Al-Andalus frente a los reinos cristianos del norte.
El historiador árabe Ahmad-al-Razi, a finales del siglo IX, describe la provincia enclavada en la Marca Media junto con Teruel o Albarracín. Los distritos a los que hace referencia son Molina, Santaver, Recópolis polis, Guadalajara y Bartusa, siendo este último dónde presumiblemente se incluirá el pueblo y que habrá que relacionar con la capital militar de esta marca entre los siglos X y XI, la ciudad de Medinaceli.
Del paso musulmán en el pueblo quedan diversos vestigios, siendo el de mayor importancia el conjunto de los Casares. Este complejo alberga una serie de huellas de la memoria musulmana, ya que en la ladera de la Cueva, se halla un poblado del siglo IX y una Atalaya de similar época, además de otros restos como un silo o un horno de yeso.
Después de vivir su época de apogeo en torno al siglo X, dos siglos después sufre un abandono progresivo, que junto con los avances cristianos, hace que la población se traslade a la ubicación actual de Riba de Saelices.
El nacimiento de un pueblo - Época cristiana
Tras diversas escaramuzas cristianas a lo largo de los siglos, la zona cayó en manos cristinas hacia el siglo XII. En Julio de 1104, Alfonso VI ocupa Medinaceli, que seguirá siendo la cabecera de una gran comarca. En 1121, se restaura el Obispado de Sigüenza y en 1136, Manrique Pérez de Lara ocupa Molina.
Sin embargo la zona del pueblo no tiene una tranquilidad absoluta hasta la ocupación definitiva de Cuenca, en 1177 por Alfonso VIII. Sin embargo, esto no quiere decir que no hubiera población cristiana en el término, ya que el 21 de Abril de 1154, Alfonso VII confirma el fuero otorgado a Don Manrique y entre sus confines nombra que limita con Santa María de Almallaff, que fue el primitivo nombre de la actual Ermita de la Virgen de Armallak. Además el pueblo aparece documentado por primera vez en un acta de conciliación, firmada el 4 de noviembre de 1197, entre el obispo de Sigüenza y los sacerdotes del arciprestazgo de Medinaceli. En ella, entre Rata (hoy Santa María del Espino) y Ablanque, aparece Riba de Saelices, pero con el nombre de "Rippa de Paredes", (Riba de Paredes) en alusión sin duda a los numerosos paredones, incluso de origen ciclópeo y prerromano.
Es en este siglo o en los primeros años del siguiente cuando se empieza a construir el primitivo edificio románico de Santa María Magdalena. Después del nacimiento, el pueblo queda incluido en el Común de Villa y Tierra de Medinaceli. Esta población se adapta a la fisónoma del terreno creciendo lentamente hasta lo que hoy conocemos.